La transición justa plantea un desafío global: lograr la descarbonización sin abandonar a las comunidades más vulnerables. En este recorrido, la colaboración multisectorial se vuelve esencial para garantizar oportunidades y proteger el bienestar social.
Las finanzas, como palanca de cambio, deben reorientarse hacia proyectos que combinen rentabilidad y justicia social. A lo largo de este artículo exploraremos fundamentos, actores, estrategias y retos, con datos y casos prácticos.
La transición justa nace del movimiento sindical y se consolida en 2015 con las Directrices para una Transición Justa de la OIT. Su objetivo es transformar la economía hacia un modelo bajo en carbono, sostenible e inclusivo.
Integra las tres dimensiones del desarrollo sostenible: ambiental, social y económica. Busca minimizar impactos negativos en territorios afectados por el cierre de industrias fósiles y promover empleos de calidad.
El éxito de una transición justa depende de la coordinación entre diversos agentes:
Cada actor debe asumir responsabilidades claras y promover la transparencia para garantizar la inclusión de todos.
Las finanzas sostenibles ofrecen herramientas de movilización masiva de recursos. Destacan los bonos verdes, los bonos ODS y las finanzas blended.
Un caso de éxito es el Manual de ICMA para la Financiación de la Transición Climática, que exige a los emisores explicar cómo integran criterios de equidad social en sus proyectos.
En 2022, por primera vez se cumplieron los 100.000 millones de dólares anuales prometidos en 2009 para apoyar a países en desarrollo en sus planes climáticos.
Para avanzar de forma efectiva, proponemos siete acciones clave:
Además, cinco pilares para la estrategia financiera (ejemplo BBVA):
Cada región enfrenta desafíos únicos. La adaptabilidad regional es esencial para evitar desempleo estructural y deslocalización. La pobreza energética y las brechas territoriales demandan soluciones específicas.
Sin embargo, la transición justa abre oportunidades históricas: crear empleos verdes, estimular I+D+i y fortalecer la cohesión social. Las finanzas pueden catalizar estos cambios movilizando grandes volúmenes de capital.
La transición justa representa un imperativo ético y estratégico para enfrentar el cambio climático sin dejar zonas ni colectivos rezagados. Gracias a instrumentos financieros innovadores y al compromiso de gobiernos, empresas y sociedad civil, es posible lograr una descarbonización equitativa.
Invertir con criterios de justicia social y ambiental no solo es una responsabilidad, sino una oportunidad para construir una economía sostenible y solidaria. Al unir fuerzas y recursos, podemos asegurar que nadie quede atrás en el camino hacia un futuro más limpio y próspero.
Referencias