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La trampa de la deuda: Perspectivas globales

La trampa de la deuda: Perspectivas globales

16/10/2025
Robert Ruan
La trampa de la deuda: Perspectivas globales

En 2025, la deuda global alcanza niveles sin precedentes, condicionando el futuro económico y social de naciones enteras. Más allá de cifras abstractas, millones de familias sienten el peso de las decisiones tomadas en despachos y parlamentos.

Este artículo explora a fondo cómo surgió esta crisis, sus consecuencias más inquietantes y los caminos posibles para evitar el colapso.

¿Qué es la trampa de la deuda y por qué importa?

La llamada trampa de la deuda se produce cuando un país o región no logra reducir su carga financiera sin sacrificar su estabilidad económica o el bienestar de su población. En este punto, cada dólar nuevo que se pide prestado se destina únicamente a pagar intereses y amortizaciones, sin generar crecimiento real.

Históricamente, episodios de sobreendeudamiento han derivado en defaults, hiperinflación y recortes drásticos de servicios básicos. En 2025, con una relación deuda/PIB mundial que roza el 245%, el riesgo de una crisis sistémica global se cierne sobre gobiernos y ciudadanos.

Magnitud de la deuda global en 2025

Los datos más recientes indican que la deuda total mundial alcanzó entre 324 y 338 billones de dólares en la primera mitad de 2025, incorporando un incremento de $21 billones en solo seis meses. Este crecimiento acelerado supera con creces el ritmo de expansión económica.

La deuda pública global ha superado los 100 billones de dólares, con un servicio de intereses que comienza a rivalizar con partidas históricas de gasto social.

Para ponerlo en perspectiva, si la deuda se repartiera equitativamente entre los 8 mil millones de habitantes del planeta, cada persona debería más de 40 000 dólares. Sin embargo, en la práctica, la carga recae de forma desigual, profundizando brechas entre países y dentro de ellos.

Distribución y concentración geográfica

Las economías avanzadas concentran la mayor parte de la deuda total, pero también aumentan los pasivos en los mercados emergentes y en los países de bajos ingresos.

La siguiente tabla compara las situaciones de los principales contribuyentes y muestra las peculiaridades de cada uno:

*Datos aproximados según diversas fuentes.

Dinámica entre deuda pública y privada

En 2024, la deuda pública global ascendió a 99,2 billones de dólares, cerca del 93% del PIB mundial. Esta cifra, históricamente elevada, refleja el rol central de los gobiernos como motores de gasto tras la pandemia.

Por su parte, la deuda privada presenta realidades contrapuestas:

  • Economías avanzadas: la deuda privada bajó a 143% del PIB.
  • Mercados emergentes: se disparó hasta 123% del PIB.

El déficit fiscal persistente, con un promedio global del 5% del PIB, subraya la dependencia de la financiación externa y la estrechez de márgenes para maniobrar.

Factores que alimentan el endeudamiento

Varios factores han impulsado el auge de la deuda:

  • Estímulos fiscales masivos y subsidios tras el COVID-19.
  • Tasas de interés históricamente bajas que incentivaron el apalancamiento.
  • Un dólar fuerte que encareció el servicio de deuda en monedas locales.

Esta combinación creó un cóctel que alentó a gobiernos, empresas y hogares a pedir prestado más allá de su capacidad de reembolso.

Impactos y riesgos asociados

El sobreendeudamiento conlleva riesgo de default y crisis gemelas: crediticia y cambiaria. Mercados emergentes, con tasas de deuda/PIB superiores al 245%, quedan particularmente expuestos ante subidas de tipos y fugas de capital.

Casos recientes como Sri Lanka y Ghana ilustran el peligro: ambos países enfrentaron severas contracciones económicas y dificultades para pagar sus compromisos. En 2025, los países de bajos ingresos desembolsarán 22 000 millones de dólares en servicio a China.

En muchos territorios pobres, el gasto en intereses supera el presupuesto destinado a educación y salud, agravando la desigualdad y limitando el desarrollo humano.

La dinámica de China y la “trampa de la deuda” del Sur Global

China se convirtió en el principal acreedor bilateral para numerosas naciones de África, Asia y América Latina mediante proyectos de infraestructura ligados a la Nueva Ruta de la Seda.

Si bien al principio aportó liquidez muy necesaria, con el tiempo los préstamos se transformaron en una carga financiera insostenible para los países receptores.

La falta de transparencias en acuerdos, las altas tasas de amortización y la vinculación a proyectos de dudoso rendimiento han generado un drenaje neto de recursos en los países de bajos ingresos.

Escenarios futuros y recomendaciones

El panorama global avanza hacia el riesgo de una “burbuja de todo”, donde activos, mercados y deuda converjan en un estallido simultáneo. Evitar esta catástrofe requiere decisiones valientes:

  • Implementar un ajuste fiscal gradual acompañado de reformas estructurales.
  • Exigir mayor flexibilidad y alivio de deuda por parte de organismos multilaterales.
  • Fomentar el desarrollo de mercados financieros internos para reducir la dependencia del crédito externo.

La clave está en priorizar el gasto público, reconociendo el impacto social y económico de cada recorte o inversión. Solo con cooperación internacional y estrategias sostenibles podrá el mundo alcanzar un equilibrio más sano.

La trampa de la deuda es un desafío colectivo. Cada elección política y cada acuerdo financiero de hoy determinarán la prosperidad de las generaciones futuras. Actuar con responsabilidad y visión de largo plazo es la única vía para liberarnos de este peso abrumador.

Robert Ruan

Sobre el Autor: Robert Ruan

Robert Ruan